lunes, 21 de noviembre de 2011

Estamos de vacaciones!!!!!

Hasta el mes de marzo del 2012, Perfect Day se toma vacaciones! Y para que no lo olviden:

Perfect Day - Lou Reed


Lou Reed - Perfect Day


Lou Reed - A Perfect Day (subtitulada - "Trainspotting" soundtrack)

¿Se preguntaron alguna vez porque el blog se llama así ?
Descansen y diviertense!!!!Mihaela

lunes, 14 de noviembre de 2011

La imagen discurso

A través de sus lazos contextuales, la imagen genera en la mente del observador un discurso sobre alguna realidad. Para ello, junta y articula signos, los compone y los propone en una lectura en la cual el observador debe deducir una representación y puede relacionar lo representado con su propia experiencia.

Eduardo Roncal

En esta Alicia de Lalo Roncal, nos encontramos con una estructura cuyos signos identificamos por  la experiencia de lo cotidiano: la diferencia entre la realidad y la proyección utópica de una persona; el uso del ícono cultural como pauta para la construcción utópica de uno/una mismo/misma. El discurso es una construcción de sentido, no un mensaje: no nos dice “ no usen el Facebook” para resolver sus traumas o “ no sueñen”. Cada observador puede sacar sus conclusiones si quiere, o puede quedarse con la carga de ternura y humor de la imagen para reflexionar sobre quiénes somos, cómo nos soñamos, quienes queremos parecer ser. El imaginario colectivo es extremadamente importante para que el discurso funcione. Cuanto más cerca están sus referencias, mejor funcionan.
¿ Cómo interpretaríamos estas otras Alicias?

Oscar Madrid

Adriana Mendiola

Ernesto Álvarez



domingo, 6 de noviembre de 2011

El punto de vista y la enunciación


Cada autor reconstruye a través de sus obras la visión del mundo que lo caracteriza. Su punto de vista es parte de la creación, aunque se realice a nivel de intencionalidad (vocación implícita de representación de la realidad) o  a nivel de intención ( vocación explícita de representación ). Como proyecto o como huellas de la personalidad de uno, la creación se genera en torno al proyecto de diálogo entre el enunciador ( el que asume el rol de creación  de la construcción de sentido ) y el enunciatario ( el que asume el rol de la recepción y la interpretación de la misma). Este diálogo se vuelve más complejo al tratarse de la ilustración de un texto, donde el ilustrador es en una primera instancia enunciatario y en la siguiente enunciador. Observemos por ejemplo el caso del álbum ilustrado “ La condesa sangrienta “.


'La Condesa Sangrienta' es una obra de Alejandra Pizarnik ( de 1971) e ilustrada por Santiago Caruso ( argentinos los dos) . Es inspirada en  Erzébet Báthory, la aristócrata húngara que torturó y asesinó a 650 jóvenes,   antes de morir en 1614. Lo hizo para usar su sangre, obsesionada con la preservación de su propia juventud y belleza.  Pizarnik inicia su obra con citas de Sade, Artaud o Sartre y desarrolla un texto secuencial basado en una visión simbólica, poética y macabra de esta historia verdadera. Caruso, autor también de las novelas gráficas  'El horror de Dunwich' y 'Don Quixote', la representa en una estética gótica, centrada en el dominio de la muerte sobre los personajes de la historia y sus acciones. El lector / observador se encuentra con la expresión de este diálogo, porque en el álbum ilustrado el texto y la imagen  colaboran, para una representación que se alimenta por igual de los dos recursos, para imponer su perspectiva simbólica, donde la muerte es el horizonte en el cual se desarrolla una especie de danza ritual en que todos los personajes quedan atrapados. En nuestro mismo acto de interpretación se activan referencias extendidas a la historia misma, al vampirismo, a la estética gótica, al simbolismo de la muerte. De esta manera la enunciación sigue como proceso abierto, donde cada lector / observador participará como co-enunciador de la obra con la cual establece una relación de interpretación.  






Para profundizar en el diálogo entre el texto original y la ilustración, aquí está un fragmento del texto de Alejandra Pizarnik.

“ Había en Nüremberg un famoso autómata llamado la "Virgen de Hierro". La condesa Báthory adquirió una réplica para la sala de torturas de su castillo de Csejthe. Esta dama metálica era del tamaño y del color de la criatura humana. Desnuda, maquillada, enjoyada, con rubios cabellos que llegaban al suelo, un mecanismo permitía que sus labios se abrieran en una sonrisa, que los ojos se movieran.                         
La condesa, sentada en su trono, contempla. 
Para que la "Virgen" entre en acción es preciso tocar algunas piedras preciosas de su collar. Responde inmediatamente con horribles sonidos mecánicos y muy lentamente alza los blancos brazos para que se cierren en perfecto abrazo sobre lo que esté cerca de ella --en este caso una muchacha. La autómata la abraza y ya nadie podrá desanudar el cuerpo vivo del cuerpo de hierro, ambos iguales en belleza. De pronto, los senos maquillados de la dama de hierro se abren y aparecen cinco puñales que atraviesan a su viviente compañera de largos cabellos sueltos como los suyos. 
Ya consumado el sacrificio, se toca otra piedra del collar: los brazos caen, la sonrisa se cierra así como los ojos, y la asesina vuelve a ser la "Virgen" inmóvil en su féretro.

Esta escena me llevó a pensar en la Muerte --la de las viejas alegorías; la protagonista de la Danza de la Muerte. Desnudar es propio de la Muerte. También lo es la incesante contemplación de las criaturas por ella desposeídas. Pero hay más: el desfallecimiento sexual nos obliga a gestos y expresiones del morir (jadeos y estertores como de agonía; lamentos y quejidos arrancados por el paroxismo). Si el acto sexual implica una suerte de muerte, Erzébet Báthory necesitaba de la muerte visible, elemental, grosera, para poder, a su vez, morir de esa muerte figurada que viene a ser el orgasmo. Pero, ¿quién es la Muerte? Es la Dama que asola y agosta cómo y dónde quiere. Sí, y además es una definición posible de la condesa Báthory. Nunca nadie no quiso de tal modo envejecer, esto es: morir. Por eso, tal vez, representaba y encarnaba a la Muerte. Porque, ¿cómo ha de morir la Muerte? 
Volvemos a las costureritas y a las sirvientas. Si Erzébet amanecía irascible, no se conformaba con cuadros vivos, sino que: 
A la que había robado una moneda le pagaba con la misma moneda... enrojecida al fuego, que la niña debía apretar dentro de su mano. 
A la que había conversado mucho en horas de trabajo, la misma condesa le cosía la boca o, contrariamente, le abría la boca y tiraba hasta que los labios se desgarraban. 
También empleaba el atizador, con el que quemaba, al azar, mejillas, senos, lenguas... 
Cuando los castigos eran ejecutados en el aposento de Erzébet, se hacía necesario, por la noche, esparcir grandes cantidades de ceniza en derredor del lecho para que la noble dama atravesara sin dificultad las vastas charcas de sangre.”



Alejandra Pizarnik, de La condesa sangrienta, 1971


Pero para comprender la enunciación desde el punto de vista del enunciador, esto no es suficiente. Habría que buscar referentes en la visión de A.P. Como por ejemplo, en sus pinturas y dibujos:



O en sus poemas:


Balada de la piedra que llora




la muerte se muere de risa pero la vida

se muere de llanto pero la muerte pero la vida

pero nada nada nada


Fiesta en el vacío



Como el viento sin alas encerrado en mis ojos

es la llamada de la muerte.

Sólo un ángel me enlazará al sol.

Dónde el ángel,

dónde su palabra.

Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.

La única herida



¿Qué bestia caída de pasmo

se arrastra por mi sangre

 y quiere salvarse?

 He aquí lo difícil: caminar por las calles

y señalar el cielo o la tierra.


Continuidad




No nombrar las cosas por sus nombres. Las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa. Pero quién habla en la habitación llena de ojos. Quién dentellea con una boca de papel. Nombres que vienen, sombras con máscaras. Cúrame del vacío —dije. (La luz se amaba en mi oscuridad. Supe que no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame —dije.



En la otra madrugada



Veo crecer hasta mis ojos figuras de silencio y desesperadas. Escucho grises, densas voces en el antiguo lugar del corazón.



Cold in hand blues

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo




En este contexto, la visión de la muerte como horizonte imperante se define como destino. ¿ Cómo interviene en esta visión el lenguaje de la ilustración ?